miércoles, 20 de abril de 2022

 


-¡Mi amigo no ha venido, Calisto!
Grito.

Mi amigo no ha venido y florece la herida a destiempo, surgen oportunidades de hacer cosas a destiempo quiero decir. Tengo miedo a estar rodeado de todas esas cabezas sobrecogidas por mi soledad –aquí el propio teatro, con nombre y ropas forma parte del argumento-, a la sensación repetida, al cruel desenlace del pensamiento cuando dan las siete en el campanario del ayuntamiento y ando, otra vez, aturdido por la recalcitrante pregunta de qué está bien y qué está mal. No saber qué será de mí mañana. No tener un plato de comida que poner en la mesa de mi familia y otra vez pensar en el futuro como un monstruo de cuya mordedura sólo, sólo los valientes. Es horroroso este soliloquio: -¡Mi amigo no ha venido, Calisto!




martes, 6 de julio de 2021

 

La noche insistía entonces en su defensa del frío, y eso mis huesos lo sabían. No atinaba a hablar del cariño cuando a lo largo de ese espacio cariño-tiempo todo en mi corazón había tenido lugar del modo más atemporal y dañino. Pensar en los ojos limpios de mi hija mirando caer la nieve me ayudó a convencerme de que yo no estaría ahí para protegerla de los restos de antiguas muertes que, luego de desaparecer por completo el manto blanco, quedarían al descubierto. Ella, Alejandra, quedaría rebosante de preguntas, y yo, papá, quien le descubrió la nieve por primera vez y le prohibió abrir la ventana, por evitar un frío de memoria, estaría tan lejos, procurando que lo que escribe sirva para secar tantas y tantas lágrimas.




sábado, 2 de junio de 2018




     Añorar a una persona es, a fin de cuentas, y que nadie me corrija, estarla viendo.









miércoles, 4 de abril de 2018




     No es fácil encontrar una bolsa de plástico danzando a merced del viento. Si la ves, párate a mirarla, olvida que estás hecho de carne de derrota; que no eres más que un puñado de huesos expuestos a la humedad de los pozos. Si ves una bolsa de plástico ofrecida a la voluntad de la intemperie, estate quieto, calla; mira sólo esa bolsa única entre todas esas bolsas que, pudiendo ser como ella, no son más que un pedazo de plástico detenido a expensas de los zapatos de un hombre caminando solo hacia quién sabe qué casa donde esta noche no lo esperan con ganas.








jueves, 8 de marzo de 2018




     Decenas de golondrinas vuelan bajo, simulan el juego del escondite -mis amigos me aprecian- en una dulce suavidad del barrio donde nací. Son las primeras golondrinas de la temporada; aún el frío no se ha retirado a su escondrijo. La mañana es su colegio.




jueves, 15 de febrero de 2018




     Me escribe un buen amigo para decirme que afortunadamente todo ha quedado en un susto. Dice que jamás vio la sangre correr tan rápido: que la carne era una fuente, que la carne era una fiesta. Que el terciopelo negro eran dos ojos y que yo sonreía cuando nadie lloraba mi muerte. Es un hipócrita, por eso le he prometido ya no más con los dedos cruzados. Él es feliz porque sabe que sé cómo cortar para que todo quede apenas en unos pocos amigos a mi alrededor sintiendo lástima. Me ha despertado con un golpecito en el brazo derecho.







     A la hora de la sobremesa, y muy cerca de aquí, el canto del mirlo; la ligera brisa que pretende guardarlo en secreto y el jugueteo de una pareja de verderones testigos, satisfechos, y despreocupados. Allá, en aquel arriate, el caracol que imagino entre las hojas de la hierbabuena dando casi por finalizado su quehacer diario. 
He venido a regar los jardines, es pronto para que se ponga el sol, pero ya puedo apreciar fácilmente cómo va cayendo, sin ninguna prisa, casi sin fuerza, sobre aquellas llanuras amarillas, o acaso es mi corazón y me lo callo.
Irremediablemente pienso en ti, que no estás tan lejos.




martes, 13 de febrero de 2018




     Utilizar el dedo índice para señalar las derrotas diarias, evitando el yolleo y procurando no mirar la sangre en la que resbalas.












miércoles, 7 de febrero de 2018




     Hubiera querido ser como esa preciosa lavandera blanca que, a estas horas, se detiene frente a la puerta de la casa con su jugueteo de cola y su tsi-tsi, y que a diferencia de la mayoría de aves avanza a pasitos cortos hacia quién sabe cuál olvido de sí misma.











viernes, 12 de enero de 2018




     Despertar con ganas de comerse el mundo, como si fuéramos animales capaces de olvidar. Parecer lo que no somos.